La Ruta de la Guerra Civil de la Vilavella és una aposta pel patrimoni bèl·lic com a element pedagògic, cultural i turístic al municipi. Està format per dos trams visitables en un itinerari circular, que contenen vestigis com ara trinxeres, abrics, nius de metralladores, un observatori d’artilleria, etc., pertanyents a una de les operacions militars més importants del conflicte, l’anomenada «Batalla de Llevant «, que es va desenvolupar en gran mesura en les nostres muntanyes entre 1938 i 1939.
L’itinerari es localitza en el sector de la «Muntanya de Santa Bàrbara», que al costat del «Piló» i el «Pilonet» formen la partida rural de Santa Bàrbara, al costat de la urbanització del mateix nom i enganxada al casc urbà del municipi; es pot accedir des de la pròpia urbanització, que alberga un aparcament per a vehicles a la part més alta des del qual parteix la senda de muntanya, o baixant a peu pel sender muntanyós que baixa des de la Selleta en direcció al mar.
Este conjunto de restos, ahora puestos en valor, son tan sólo una pequeñísima parte de la enorme variedad de vestigios que alberga el municipio, y que se hallan repartidos por las partidas de la Selleta y Santa Bàrbara en un cordón montañoso que se extiende en dirección al mar, en las últimas estribaciones de la Sierra de Espadán. Paseando por estas dos zonas podemos encontrar nidos de ametralladoras, pozos de tirador, observatorios, refugios para los soldados, trincheras con abrigos de tropa, parapetos, o incluso un extenso campamento militar conocido como “el poble desert” en el que se pueden observar las chozas de los soldados o los puestos de mando. Este patrimonio, incluido desde 2016 en el catálogo de Bienes y Espacios Protegidos del PGOU de la Vilavella, tiene dos peculiaridades que le otorgan una especial importancia: por un lado, ofrece una visión general de los diferentes sistemas de fortificación de campaña empleados durante la Guerra Civil, tanto por la diversidad como por la buena conservación de sus restos; por otro, dicho patrimonio está formado por vestigios pertenecientes a los dos bandos contendientes, lo cual le confiere una gran importancia simbólica.
Para entender la existencia de todo este rico patrimonio bélico hay que remontarse a la primavera de 1938. En el mes de abril, tras las operaciones de avance del ejército franquista por Aragón y Cataluña, el ejército sublevado llega al mar, partiendo la zona aún en manos de la República en dos; ante las posibilidades que se le ofrecen a Franco, avanzar en dirección norte hacia Barcelona o hacerlo hacia el sur para tomar Valencia, éste decide optar por la segunda vía: tal vez para hacerse así con el campo valenciano, la industria saguntina y la ciudad de Valencia (con su importantísimo puerto para el ejército republicano), tal vez para alargar la guerra y así su victoria moral sobre el bando enemigo, o tal vez por ambos motivos.
Durante el mes de junio de 1938, la 75 Brigada Mixta se situará en las montañas cercanas a la población de la Vilavella, después de ver cómo el ejército franquista se dirige sin freno y prácticamente sin resistencia hacia la capital del Turia desde Vinaròs y, controlando la carretera Nacional, por cada una de las ciudades litorales (Benicarló, Torreblanca, Benicàssim, etc.) hasta Castellón de la Plana (14 de junio); ante la previsión de un choque de ambos ejércitos, el ejército de la República fortificará sin descanso la Sierra de Espadán aprovechando la ventaja militar que ofrece la posición elevada de las montañas. Mientras tanto, el movimiento de pinza del ejército franquista le permite avanzar a la vez por el interior, llegando a Onda y Betxí (1 de julio) en los primeros días de Julio.
Las montañas de la Vilavella (Santa Bàrbara, la cota 221, el Castillo, etc.) se convertían en aquel momento en un valioso objetivo militar para ambos ejércitos, pues permitía, desde una posición elevada en la entrada a la Sierra de Espadán, controlar visualmente la llanura litoral de La Plana y con ella un nudo importantísimo de comunicaciones; por ello los dos bandos atacaron y defendieron estas posiciones produciéndose varios combates en los siguientes días, cuando las operaciones se desarrollaron en las inmediaciones de la Muntanyeta de Sant Antoni, la carretera de Artana a la Vilavella, Artana, Borriana (5 julio), y la zona rural inmediata a La Vilavella (El Puntal, Font de Cabres, etc.) por parte de las Divisiones 1ª, 4ª, 55ª y 84ª de Franco.
La zona aún en poder gubernamental quedó repartida entre diversas fuerzas del ejército de la República: la 208 Brigada Mixta en la zona del Puntal, la 36 BM hacia Betxí, la 203 en Nules junto a la 209, la 128 en la zona de Pipa (La Vall d’Uixó) o la 221 BM que combatiría en Penyalba. Por su parte, las montañas de la Mallá, la Selleta o Santa Bárbara, montañas limítrofes al sur con los términos de Nules y La Vall d’Uixó, quedaron defendidas por la 75 Brigada Mixta (a la que se agregaron dos batallones procedentes de la 128) hasta el día 7 de julio, en que las tropas franquistas de la 55 División tomarían la localidad, no sin la resistencia de los solados republicanos, que en los días previos consiguieron incluso inutilizar varios tanques enemigos.
Con la llegada de las tropas llamadas a sí mismo “nacionales”, el ejército republicano se retiraría tras el Barranc Rochet, quedando posicionado entre los términos municipales de Nules, Moncofa y la Vall d’Uixó y continuando con las tareas de fortificación en diversas líneas de resistencia. Quedando sus posiciones abandonadas en la Vilavella, éstas fueron aprovechadas por la 55 División, y cuando ésta tuvo que relevar a la 4ª en la zona del Puntal, sería la 83 División la que ocuparía la zona con la misión de avanzar hacia Valencia cruzando entre la Vilavella y Nules; sin embargo, ante la imposibilidad del ejército franquista de romper las líneas republicanas apostadas frente a él en los siguientes meses (en la llamada “Batalla de Levante”), el frente de guerra quedó establecido en esta zona, sin variar en exceso las posiciones hasta el final de la contienda, por lo que los dos ejércitos se dedicarían durante casi nueve meses a resistir y refortificar sus emplazamientos sin parar. La línea XYZ republicana o los abundantes vestigios en el término municipal de la Vilavella son testimonio de ello.
Recomendamos comenzar el itinerario desde la urbanización de Santa Bárbara. Allí se puede encontrar un poste de orientación que señala la distancia hasta los dos tramos visitables.
Siguiendo la senda de montaña, a unos 120 metros desde el inicio, hay un panel de grandes dimensiones con información sobre el itinerario, la Guerra Civil en el municipio y el patrimonio bélico de las montañas de la Selleta y Santa Bárbara. Está justo a la entrada a la trinchera del tramo 1.
Está formado por una trinchera en la cual se ha llevado a cabo una excavación arqueológica que ha permitido recuperar 56 metros lineales de zanja. En la entrada hay una piedra conmemorativa de rodeno que recuerda a quienes lucharon en estas montañas durante la Guerra Civil Española. Contiene el siguiente lema:
Para que no olvidemos a quienes defendieron estas tierras con su vida, con independencia de su bando, ideología procedencia o creencias religiosas. La Vilavella, 80 años del inicio de la Guerra Civil (1936-1939).
Esta trinchera, de la cual parten distintas ramificaciones, tiene una altura que en algunos tramos llega a los 3 metros; se ha reconstruido con piedra en seco en su parte trasera, y con sacos terreros en su lado ofensivo. En la excavación de la zanja se recuperó importante material arqueológico y bélico, entre el cual se halla una granada republicana de piña que nunca llegó a explosionar.
En el extremo de la trinchera se sitúa un nido de ametralladoras; como el resto de fortificaciones, probablemente esta trinchera comenzó formando parte del sistema de fortificación republicano, cuyos nidos de ametralladora miraban hacia el norte. Con la llegada del ejército franquista, se reutilizaron las zanjas encarando los nuevos nidos de ametralladoras en dirección sur como éste, que presenta planta ovalada, dos aspilleras para maniobrar la ametralladora, y tiene la particularidad de poseer una decoración incisa en su interior que simula grandes sillares de piedra; en origen poseía otro grafiti a la entrada, con el emblema de la cruz de Santiago y el lema “83 División, C.E.G” (Cuerpo del Ejército de Galicia), hallado en las excavaciones a escasos metros del nido.
Aunque este tipo de estructuras se techaban con cúpulas de hormigón, la mayoría de cubiertas se volaron después de la guerra para aprovechar las vigas de hierro, que se llevaban a los Altos Hornos de Sagunto para venderlas como chatarra.
Una vez visitado el nido de ametralladoras, se sale del tramo 1 por una antigua ramificación de la trinchera que no se ha excavado aún. El camino, marcado con algunas piedras a ambos lados, sigue a través de una bonita pinada mediterránea a lo largo de 170 metros, en los que se puede observar, bajo él, una de las salidas o respiraderos de la mina “María Fernanda”, una antigua mina de hierro que estuvo instalada en la ladera norte de esta montaña y que fue clausurada en 1966.
Durante las tareas de acondicionamiento de este camino se halló abundante material bélico (vainas, proyectiles, metralla) perteneciente a la operación militar llevada a cabo por la 36 BM republicana a finales de julio de 1938 en dirección al vértice Casillas, recién instalada aquí la 83 División franquista. La cantidad de material hallado muestra un combate intenso entre los dos ejércitos.
El tramo 2 está formado por dos conjuntos: un observatorio con abrigo anexo, ambos acondicionados para poder pasar por ellos, y otro conjunto formado por un nido de ametralladoras con un abrigo complementario al que se accede a través de un estrecho pasillo; éste último conjunto se ha excavado en su totalidad con metodología arqueológica, lo cual ha permitido extraer gran cantidad de información relativa a la vida en el frente.
Del primer conjunto destacan los restos de dos gruesas paredes de hormigón que formaban parte de un observatorio de artillería. El observatorio era “los ojos” de las baterías de cañones que se hallaban en la retaguardia, en la carretera de la Vilavella a Artana; se trataba de un grupo de cañones italianos de calibre 100/17, con un peso aproximado de 1500 kg. Desde el observatorio se daban las instrucciones de maniobra a través de un hilo de conexión telefónica. En la parte exterior del muro del observatorio se puede observar un impacto de artillería.
El otro conjunto es quizás el más vistoso de los dos; el nido de ametralladoras es completamente distinto al del tramo 1, presentando un pasillo de acceso y una pequeña cámara de planta casi circular con dos aspilleras que controlan visualmente el territorio en dirección sur-suroeste, que es donde se hallaba el ejército republicano al otro lado del barranco.
En este nido se pueden observar dos impactos de artillería, probablemente pertenecientes a la ofensiva republicana de noviembre de 1938 en dirección norte; uno en el pasillo interior, y otro en su cara externa. Además, en cada una de las aspilleras presenta grafitis realizados en el cemento fresco, con los lemas “10 Cñia”, y “ESTE NIDO FUE HECHO EL…”, “GALICIA”, y “VIVA FRANCO”. Del mismo modo que en el nido de ametralladoras del tramo 1, ha perdido su cubierta.
La vuelta al sendero de montaña (o el acceso al tramo 2, según la dirección en que se acceda a los restos) se realiza a través de una trinchera de 190 metros de longitud, que une el tramo 2 con el camino que tomamos originariamente desde la urbanización (es más larga, pues al igual que sucedía en la trinchera del tramo 1, continúa al otro lado de la senda de montaña). De nuevo, se trata probablemente de una trinchera republicana ampliada a partir de julio de 1938 por la 83 D franquista.
Esta zanja posee una altura considerable, ya que debía proteger el paso de los soldados en una zona especialmente vulnerable, por su proximidad, al fuego del ejército republicano. En su parte inicial se observan algunos abrigos de trinchera que, realizados junto a la misma zanja, podían servir como refugio en caso de ataque aéreo, como almacenes de materiales o para curar a los heridos durante los combates; los que se situaban en las trincheras menos expuestas se utilizaban también como polvorines.
En la parte final de este camino, bajo el bosque de pinos, se pueden observar multitud de ramificaciones de la zanja hacia otras trincheras que se denominan “de reserva” o “de comunicación”, y que tenían el doble objetivo de servir de paso de los soldados o para transporte de material entre los distintos puestos ofensivos, y de conservar las posiciones en caso de perder la primera línea de trinchera.
Todo este sistema nos permite hacernos una idea del rico patrimonio bélico que aún hay en las montañas de la Vilavella, teniendo en cuenta que sólo hemos visitado una pequeña parte de los restos de Santa Bàrbara, y que de ellos, tan sólo hemos excavado unos pocos.
Ahora que conoces mejor nuestro patrimonio, está en tus manos cuidarlo y dejarlo en las mejores condiciones a las futuras generaciones. Para que se pueda contemplar, al menos, otros 80 años más.
La puesta en valor de estos vestigios, y la creación de la Ruta de la Guerra Civil de la Vilavella se han llevado a cabo a finales del 2016 con motivo de la puesta en marcha del proyecto “La Vilavella. Camins de la Memòria”, una iniciativa que rinde homenaje a quienes sufrieron la Guerra Civil Española a través de la recuperación de la Memoria Histórica, y que albergó durante dos meses una gran cantidad de actividades tales como excavaciones arqueológicas, jornadas de voluntariado, visitas guiadas, charlas, entrevistas con testimonios de los vecinos mayores, una exposición temporal en el Museu de la Vilavella, o la elaboración de folletos y paneles explicativos, entre otros actos.
En el proyecto, promovido por el Ajuntament de la Vilavella, participaron diversas entidades de todo tipo, como las empresas Arqueocas y Fustecma, Caixa Rural la Vilavella-Cajamar, el colectivo local Voluntaris pel Patrimoni, la asociación cultural Muntanyes de la Guerra, y una gran cantidad de personas y vecinos que quisieron colaborar con la iniciativa prestando su trabajo de forma desinteresada.
Textos e imágenes: ARQUEOCAS
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