Itinerari termal - Recorregut I
1. Balneario de Monlleó

Este establecimiento, levantado hacia 1840 por su fundador Pascual Monlleó, era uno de los balnearios más conocidos del municipio gracias a su ubicación privilegiada dentro de la población; a finales del siglo XIX fue propiedad de Florencio Monlleó (nieto del fundador original) del cual el balneario tomó la denominación popular de Ca Florencio. Posteriormente pasaría a manos de su viuda. Después de la Guerra Civil, el inmueble albergó la Agrupación de Balnearios, formada por los balnearios de Monlleó, Almela, Orenga, Vivó, La Estrella y Cervelló, y cuyo rótulo aún se conserva en la fachada; poseía un célebre coche, el “Pepu”, que llevaba y traía a los clientes y bañistas hasta la estación ferroviaria de Nules-La Vilavella.

Es el único centro termal que sobrevive hoy en día, siendo el destino turístico más visitado del municipio. En sus instalaciones de balneario y hotel, combina el romanticismo de los grandes edificios decimonónicos con los tratamientos más actuales de enfermedades relacionadas con el aparato locomotor y respiratorio (artrosis, reuma, ciática, asma o bronquitis, etc.) mediante sus aguas minero-medicinales, que nacen a una temperatura de 40º.

2. Balneario del Canonge

En esta vivienda, Francisco Montón excavó un pozo en el año 1785; viendo que el agua brotaba caliente (43 grados) y que poseía cualidades terapéuticas, acudieron los enfermos que se hallaban tratándose en los baños públicos de La Fuente (la Font Calda) dando así origen a los pozos calientes que se repartieron por el municipio; éstos solían tener una habitación con una bañera y una cama donde sudar (eliminando así la enfermedad). En apenas 50 años, había ya pozos calientes en casas de la Calle Sant Josep, Sant Sebastià, en la Plaça de la Vila, Sant Roc, Sant Vicent, Cova Santa, etc.

A principios del siglo XIX, Bernabé de Múzquiz, quien fuera canónigo de la Catedral de Valencia (de donde proviene el nombre del balneario) mandó construir esta casa de baños como agradecimiento a los beneficios obtenidos del agua del pozo particular; la casa, con dos pilas y algunas habitaciones de pequeño tamaño para los bañistas, fue propiedad a mediados del siglo XIX de Teresa Montón, a finales de centuria de Ramón Almela y a principios de los años 20 de Vicente Almela, familia que le daría nombre al centro, incluido después en la Agrupación de Balnearios.

En la fotografía del panel puede observarse parte del pavimento cerámico original del segundo piso del balneario, actualmente en los fondos del Museu de la Vilavella.

3. Balneario de Sant Sebastià

A principios del siglo XIX, Francisco Salaix levantó en esta casa un local destinado a balneario y dedicado al patrón de la localidad; lo heredó su hijo Francisco Salaix y Margaix. Posteriormente pasaría a manos de Pascual Pla Silvestre, y a partir de la muerte de éste (1891) a sus herederos.

Se conserva un Libro Registro de Viajeros (1892-1908) y cinco retablos cerámicos legados al fondo del Museu de la Vilavella; el que se muestra en la placa data aproximadamente de 1820.

4. Balneario de Santa Rosa

En este emplazamiento se hallaba el balneario de Santa Rosa, levantado hacia 1870 y también conocido como Balneari del Grau, haciendo referencia a la zona de playa de la ciudad de Valencia. En 1898 aparece como propiedad de los Herederos de Rosa Roca; posteriormente, en propiedad de Vicente Vivó Pascual, el centro pasó a llamarse Balneari o Termas Vivó; en 1930 era propiedad de Alfredo Vivó.

En el panel se reproduce una postal publicitaria del balneario fechada en 1928.

5. Balneario de Sant Josep

Inaugurada hacia 1885, la Fonda de San José fue propiedad de Santiago García al menos desde 1898 hasta los años 20. Más tarde fue conocido como Casa o Balneari d’Orenga, por pertenecer a Francisco Orenga. En la fotografía puede apreciarse la tartana o carruaje del balneario, que servía de transporte entre el establecimiento y la estación de ferrocarril de Nules-La Vilavella.

6. Balneario de Santa Bàrbara

Levantado hacia 1850 y dedicado a Santa Bàrbara, de gran devoción entre la población y patrona de los mineros. Este local fue propiedad a finales del siglo XIX de Jerónimo Zacarías, y posteriormente de Cayetano Blat. Fue absorbido en 1922 por Termes Galofre.

7 y 8. Balneario de Sant Joan Baptista i Oratori

El balneario de Sant Joan Baptista fue inaugurado en 1848 por Leandro Fernández, su primer propietario. En 1875 el complejo termal fue ampliado con un estrecho oratorio cuyo aspecto podemos ver en la fotografía de la placa. Posteriormente, otros propietarios serían Miguel Represa, sucesor de Leandro Fernández, o su hijo Francisco Represa Ban a principios de los años 20. El centro cerró sus puertas definitivamente hacia 1924.

Este establecimiento se anunciaba en la época con todo lujo de detalles, entre los que destacaban sus pilas de mármol blanco, el piano de la sala de entretenimiento (que amenizaba las reuniones sociales), su surtida biblioteca, su fonda abundante y bien servida, o sus habitaciones perfectamente amuebladas.